Un castillo como en los cuentos de hadas. Idéntico. Un castillo lleno de historia, encanto y misterio. Frente al mar entre las rocas se levanta imponente, solitario y vigilante. Construido en el año de 1924 –durante el gobierno del Presidente Don Augusto B. Laguia- por doña Consuelo Amat y León, descendiente directa del Virrey Manuel Amat y Junient. Después de 10 años de arduo trabajo, se termino de construir el fantástico castillo de estilo medieval, sobre un terreno de 10,800 metros cuadrados.
Fue inaugurado en 1934 –durante el gobierno del General Oscar R. Benavides- con la asistencia de los más importantes personajes de la época. Fue entonces que Doña Consuelo por fin vio coronado el viejo sueño colonial de su tatarabuelo. Tener su propio castillo. Un castillo diseñado con un estilo sobrio virreynal, conservando los niveles originales de los castillos españoles, donde una hermosa pileta ubicada en el centro del castillo conserva el encanto de la época.
El Castillo de Chancay durante mucho tiempo fue el lugar preferido de la aristocracia limeña de entonces, lugar de reuniones secretas de importantes políticos, embajadores, empresarios, militares, diplomáticos. Lugar para festejar algún acontecimiento importante –lejos de la chismosa Lima-, o para celebrar alguna fastuosa fiesta.
Después de muchos años de funcionamiento, de pronto de la noche a la mañana, el Castillo fue literalmente abandonado por sus propietarios. Fue entonces que la imaginación popular, dio rienda suelta a su fantasía tejiendo una serie de cuentos y leyendas, que lo hicieron más famoso y misterioso.
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Fue en 1990, cuando uno de los nietos de doña Consuelo Amat, decidió rescatar del olvido el viejo castillo, y empezó a reconstruirlo respetando sus diseños originales. Más adelante fue adquirido con fines turísticos por el señor Juan Barreto Boggie. Quien se encargó de transformarlo en un complejo turístico, con más de 250 habitaciones, un museo que alberga, huacos, telares y objetos artísticos de la cultura Chancay. El castillo Tiene 10 salones, 12 terrazas, 4 torreones y pasadizos subterráneos que conducen al mar. Hoy es todo un atractivo turístico, que no debemos dejar de visitar ya que se trata del único castillo que existe en el Perú.